domingo, 7 de agosto de 2011

Encuentro 38


La escritura es un camino de conocimiento primero para quien la practica y luego para quien lee. Escribir es conocerse y conocer y no me refiero solo a los escritores, me remito a los escribidores de cartas, correos, diarios personales, comentarios, artículos, los que no solamente cortan y pegan, moda tan instaurada por el mundo virtual, para elaborar un trabajo. Escribir permite sacar lo mejor y lo peor de cada persona del interior y ponerlo sobre un legible. Escribir es funcional para curar, sanar,  reparar.
Cuando leo profesionalmente siempre hay un velo que se descorre del escritor que no es la historia que relata, es un lugarcito casi imperceptible por donde se percibe una cultura, la imagen voluntarista o pesimista de la realidad, algunos recuerdos de la infancia, voces que susurran en cada línea y que escaparon del control de la conciencia.
Escribir es mostrarse y es una de las experiencias que desnudan más el alma. Yo creo y corre por mi cuenta esta afirmación que cada quien escribe parte de lo que es, que no es cierto que la escritura no tiene nada que ver con lo propio y la sociedad en la que esa persona está situada. Escribir es vivir en la obra cualquiera sea la forma que esta adopte, comercial o no.
Luego viene la observancia académica: lo hace bien, no tiene cohesión, sus temas tiene que ver con lo policial… y además se va descubriendo ese velo del que hablaba.
Quisiera rescatar el poder catártico que tiene la escritura, esa manera de sanar algunas heridas que no pueden expresarse en voz alta. Y los silencios, los tiempos de espera, entre una práctica y la siguiente son mojones para recuperar energías, seguir y liberarnos de tanto trabajo de vivir.
Les dejo este poema del poeta mendocino Juan López, de su libro de reciente publicación: Notas de agosto y otros poemas (2011) ediciones Luna Roja, manifiesta que es escribir, yo adhiero.
El poema es un orden  nuevo
mínimo
fugaz
muchas veces inútil
un poema es un alambrado cortado
para que alguien corra libre
hasta el próximo
alambrado.
He pasado un febril pero nutrido mes de julio en medio de lecturas de libros del Mercosur, siento ante tanta buena disposición de escritores y empresas la necesidad de compartir de a poco algunas de las muchas obras que tuve y tengo entre manos, de esas lecturas nació esta introducción a las reseñas que siguen y se enriqueció mi enfoque de la escritura .Como lectora, agradecida, comparto con Uds. estos hallazgos

Lecturas para compartir:
El planeta multilenguado. 2005, Rosario Guzmán Soriano, Bolivia, Alfaguara,
En el planeta multilenguado habitan seres que se caracterizan por hablar sus propias lenguas y formas individuales de pensar, pero los platadenses que hablan correctamente quieren imponerles todo: lengua, gobierno y costumbres. La unión de cada uno de ellos contra el autócrata obliga a hacer elecciones, y de allí saldrá quien represente los intereses comunes.
Impresiona la invención lingüística que es una constante y forma parte de la comprensión de la trama y la gran originalidad en el planteo de situaciones autoritarias algunas explícitas, otras metafóricas, que se resuelven con la democracia.

Una pindó, 2003. Susana Olaondo, Montevideo, Alfaguara, 2003.
El humor y la curiosidad infantil son los ejes de este delicioso cuento para los más pequeños.
Una hormiga busca una palmera por diferentes lugares, en esa búsqueda la acompañan otros animales, el recorrido es tan largo como los desencuentros hasta que en un descanso involuntario la encuentra  de  manera insólita. Es un relato acumulativo escrito e ilustrado por la misma persona, tiene una pregunta disparadora que se reitera y  sostiene la intriga con humor hasta el final.

Ana y los botines rojos, 2010, Mónica Bombal, Loly & Bernardilla, Santiago de Chile, SM.
Los móviles de este delicioso cuento son la muerte de la abuela y la elaboración del duelo. Ana es una niña que quiere que su madre deje de lado las botas de la abuela que se empeña en seguir usando desde que ella ha muerto. A las tres las une el parentesco y los lunares en el cuerpo, el amor y la pérdida, pero Ana logra su objetivo ayudada por su padre. Es un libro álbum, quizás no todos le otorguen esta denominación, pero la ilustración es fundamental aquí para comprender cada una de las páginas en las que el cuento se va conformando.

 De lo nuestro:
  Hoy teatro: El país de la brujas, 2011, Cristina Banegas, ilustraciones de Miguel Nigro, Alfaguara  
La misma autora, conocida y buena actriz argentina ha recreado un relato donde como reza la contratapa se da cita el mundo de las brujas en el que está prohibido ser bueno, el otro en el que se prohíbe lo contrario y el humor que moviliza situaciones a través de una brujita con ganas de crecer.
También explica la autora los orígenes de este escrito elaborado con su hija Valentina, se muestra, la escenografía y el vestuario. La obra se estrenó en el teatro Cervantes en mayo del 2005, ganó premios y reconocimientos. Un acierto tenerla en formato libro.

Lecturas para recordar:
El viejo que leía novelas de amor, 2009. Luis Sepúlveda, Tusquets editores
Diría que el poder transformador de la literatura y la relación del hombre con la naturaleza son la síntesis de esta maravillosa novela.
El protagonista vive en un pueblo de la región amazónica ecuatoriana de los indios shuar, con ellos aprendió a conocer la selva y sus leyes. Dos veces al año el dentista Rubicundo Loachamín le lleva novelas de amor (del que hace sufrir) para que se entretenga, así intenta alejarse de los  forasteros que llegan armados para destruir la selva. El sabe cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías y también refugiarse en los libros que tanto disfruta. Tiene una intensidad narrativa poco común que muestra una realidad salvaje a la vez que se detiene en la fuerza reparadora de las novelas de amor. Un texto imperdible…

Para cerrar:Un recuerdo a la memoria de Rosario Charquero fallecida en el mes de  julio, fundadora de Libros Del Eclipse, una pionera como editora de los libros álbum, cálida, comprometida, luchadora.