miércoles, 22 de mayo de 2013

Encuentro 57



Me pregunto ¿cuál es la finalidad de promover y difundir libros y lecturas a través de distintos medios? Creo que es la comprensión y construcción del lector. Y es ahí donde además de libros, autores e intermediarios, es fundamental detenerse en el acto de lectura para que este produzca placer y necesidad. Los lectores se edifican a partir de estímulos, situaciones, escenas lectoras familiares, institucionales y sociales múltiples en un espacio que los haga sentirse seguros y confiados sin que medie la crítica ni la censura cuando no eligen lo que consideramos beneficioso para ellos, ni los discursos correctivos sobre los beneficios de ser lector, discursos que muchas veces no son acompañados por ejemplos concretos.
Sabemos que no bastan ferias, campañas ni mandatos solamente muchos actos lectores cotidianos en distintos soportes que, aglutinados, van organizando un perfil de lector posmoderno.
Se lee en varios blogs propuestas para los mediadores, todas se alimentan mutuamente y son valiosas, se basan en la motivación, la exploración y la práctica diversa en materiales y soportes. Hay una que parece infalible;  la que se sostiene en los vínculos, en construir desde lo que se quiere. Mostrarse amoroso con el libro y que sea cierto, verlo más que necesario, un objeto reparador, y creer realmente que da placer en soledad, cuya difusión sobrepasa las campañas de prensa si parte de la boca de un lector a otro. Mostrarse generoso con el libro para que después de leer alguien pueda decirnos: gracias por recomendar, por dármelo, por compartirlo.
Mostrarse amigable porque siempre acompaña, y pide otras cercanías.
Ponerlo a circular con convicción y confiar en que una primera y siempre activa buena relación, libre, es la puerta de ingreso al mundo simbólico y enriquecedor de la palabra. Seguramente chicos y jóvenes aún los que reniegan de leer tendrán una ventana adonde asomar su creatividad, no siempre mensurable.  Quizás evaluar sea valorar las ganas de leer.  Yo confío y apuesto a eso después de largos caminos recorridos, para que la lectura sea un ingreso y para que los lectores sean felices.

De poetas y poemas:
 Animales pintados
Con un pincel de pelo de camello
pinté un pájaro
soplé tres veces al aire
y el pájaro salió volando
lo sorprendió el verano:
picoteaba el corazón de todas las frutas.

Con un pincel de pluma de pájaro
pinté un camello
di tres golpes en la tierra
y el camello salió andando
lo sorprendió el invierno:
nevaba sobre la punta de su joroba.
                                 Roberta Iannamico (argentina, contemporánea)

Lecturas para compartir:
Terror en el Diablo perdido, Horacio Convertini, 2013, 1er. premio, editorial Sigmar.
Es una novela de ágil narrativa que aborda las aventuras que atraviesan unos niños en su viaje a un lugar llamado Diablo Perdido, allí sucederá el meollo de esta historia en la que se integran leyendas rurales,  con la aparición en el inicio de una niña zombi como indicio de lo que luego se concretará entre los chicos. Una visión, el maestro de escuela que los alienta y los lleva y una intriga que crece de manera vertiginosa desde la mitad del libro. Bien resuelto. Parafraseando la frase casi final: en esta novela late algo bueno…
 
Simbad El marino, 2013. Horacio Clemente, Estrada, ilustraciones de Juan Deleau.
Es una divertida y excelente versión del famoso relato de las Mil y una noches que atrapa desde el comienzo. Simbad el marino va contando a Simbad el cargador las aventuras por mar y tierra, entretejido entre la fantasía y el humor con tono sostenido de atracción. Tiene escenas desopilantes en los tres primeros relatos y otras abreviadas en el capítulo final: los otros viajes. Muy interesante esta recuperación del relato original. La ilustración con fuerza en trazos y colores acompaña y enriquece.
 
La banda de los coleccionistas, 2013, Lilia Lardone, Comunicarte.
Esta breve novela se caracteriza por la simultaneidad de hechos convocantes en un Clic-como señala el libro en cada apertura temática, Javier y sus amigos de la Banda de los coleccionistas juntan cosas, ellos mismos se unen para hacer una banda, y Javier, colecciona bichos. Don Manuel deja abierta una puerta al mundo onírico con sus atrapasueños a la que los chicos ingresan y ese es el otro gran clic de esta historia. La realidad y el mundo de los sueños se confunden para dar sentido a escenas personales. El relato es muy original.

Como una guerra, 2012, Andrés Sobico/ Paula Adamo. Libros álbum del eclipse.
En la voz de un niño se cuenta y se representa de manera virtuosa, lo que un tío contó sobre la guerra, no cualquier guerra para nosotros, aunque todas están atravesadas por la desdicha: esta es la guerra de las Malvinas y quien lo lee percibe ese dolor que atraviesa el libro desde el comienzo. ¿Qué puedo agregar?, que lo recomiendo por la intensidad y la brevedad que encierra y por el testimonio que va más allá de lo que dicen las palabras.

Sobre el género:
Una foto de Einstein tocando el violín, 2012, Irma Verolín. Primer Premio IX Concurso Nacional Macedonio Fernández de narrativa. CODIC, OSMECON, Fundación Médica Lomas de Zamora.
En una serie de cuentos intimistas, la autora nos lleva a reconstruir escenas de la vida de distintas mujeres, algunas protagonistas, otras no, desde su visión tan reparadora de la vejez y los ocasos.
Tiene una letra pequeña que entorpece la lectura pero su escritura es muy interesante.
 Queríamos ser siempre jóvenes, siempre y, aunque sabíamos que eso era inverosímil, intentábamos que la vejez tardara en llegar como si la vejez fuese una visita y nuestros cuerpos, un lugar habitable”. (“Mujeres que hablan”)