miércoles, 17 de junio de 2015

Encuentro 78

Pensaba en el tema que iba a desarrollar en esta salida y desde hace tiempo registro que adjetivo con facilidad cuando reseño y lo hago desde el disfrute ante la lectura cuando esta me gusta. Es decir que tengo una actitud valorativa subjetiva. Y qué otra puede tener un crítico: una mirada desde su propio marco de referencias o bien aplicar a rajatabla el canon literarios o lecturas académicas – elegidas porque le son también afines- a través de las cuales pasa un texto como si fueran una garantía de exactitud y objetividad . Y en verdad en el ámbito de un terreno tan rico como la Literatura en todos los aspectos, es muy difícil lograr las dos cosas: rigor y objetividad.
Ahora bien como los libros académicos hablan de una literatura: “suficientemente buena” o algo más sutil como escribir libros que humanicen, lo he leído en  entrevistas  a la especialista Teresa Colomer y también en el que ésta ha publicado en el FCE junto a Graciela Montes, dos voces más que reconocidas para hablar de la LIJ, me pregunto: cuál es el valor de estas expresiones dentro de la crítica.
Me detuve hace una semana a raíz de la muerte de la editora Elena Aguiar, mujer muy talentosa, en un fragmento de una salida de su blog: www.editarenvozalta en el 2010 que transcribo para evocarla  y reflexionar sobre esta afirmación: “definamos qué es literatura de buena calidad.
Lo malo es que no existe una norma ISO que establezca sin ambigüedades qué es la calidad literaria, así que cada vez que alguien juzga un libro como “muy bueno” o “muy malo”, en realidad no hace mucho más que contarnos cuáles son sus propios gustos.
Todos estaríamos de acuerdo, claro, en que una buena novela debe estar bien construida, tener una trama inteligente e interesante, con personajes verosímiles, estar escrita con un lenguaje rico y cuidado, reflejar una visión del mundo, tener ambición cuanto a los mensajes que implícita o explícitamente vehicula, ser capaz de mantener la atención del lector, incitándole a pasar cada página.(…)
 ¿Cómo “medimos objetivamente” cada uno de ellos?: La calidad literaria es completamente intersubjetiva. Lo que unos consideran una buena construcción, para otros es mediocre; lo que a unos les parece inteligente e interesante, a otros les aburre; cuando unos se identifican plenamente con unos personajes, otros los sienten de cartón piedra; lo que para unos es lenguaje rico y cuidado para otros es pedantería ininteligible(…)¿Por qué? Probablemente, porque cada uno evalúa la supuesta calidad literaria de un libro desde su propia agenda, con sus propias metas prioritarias: la riqueza del lenguaje, el argumento, el mensaje implícito…
Yo, personalmente, creo en una LIJ, en una literatura en general, que sea capaz de enriquecer al lector, de transformar, de alguna manera, su vida y su visión del mundo. Para mí un buen libro es, más que otra cosa, el que consigue este fin. Si lo hace, cualquier otro pecado me parecerá venial.
Quizás por eso es que, tras oír la expresión “calidad literaria” en diversas ponencias, se me vino a la cabeza un concepto de Winnicott: el de la “madre suficientemente buena“. (un poco como la “literatura suficientemente buena”) sería aquella que no aspira a la perfección, sino que es consciente de sus límites y acepta sus equivocaciones, y gracias a ello, es capaz de proporcionar al niño un entorno adecuado para su óptimo desarrollo.
Así que quizá la LIJ que aporta al niño lo que necesita (concentración en la lectura, evasión, conocimiento de otras realidades, entretenimiento, compromiso, impulso transformador, diversión…) no es necesariamente una literatura de magnífica calidad literaria, sino una literatura “suficientemente buena”. Sobre todo, teniendo en cuenta (y esto merecería un estudio más en profundidad) que los libros que interesan a los niños y a los jóvenes,(..), a menudo no son necesariamente los calificados como más literarios o los reconocidos por la crítica como “mejores” artísticamente hablando.
Cuánto para agregar sobre este fragmento, abreviado en extensión, de temas tan recurrentes a la vez que necesarios:
Lo bueno, lo humano, lo que ayuda a hacer lectores aunque no sea en todos los casos por medio de los llamados buenos libros de buenos autores aprobados por la crítica académica y  ponderados  “ por el marketing del mercado” que los hace necesarios:  ¿Cómo se definen todos estos términos?
Más aún en qué reside la calidad literaria. La literatura desde los griegos hasta hoy ha sido literatura por una serie de razones que hace que se diferencie de otras producciones valiosas no literarias. Eso es lo objetivo, lo que está en el canon. Yo creo que el resto es interpretación, o es descriptivo y ya no tiene rango valorativo. De ser una lectora ávida, me ufano, todo lo ajeno es motivo de deliberación, como sostiene Aguiar, de afinidades, o lo que es más objetable: de ideologías.
Para cerrar algo  bien ilustrativo:
Fue regalo de Laura Devetach- La Laura-  en Posadas, ya lo había reseñado hace 3 años pero hoy es una síntesis de esta introducción:  De  Diablos y mariposas, 2005, Buenos Aires, Del eclipse:
Diablos y mariposas
“-Hay cosas que no se pueden contar así con la boca. Por eso quizás se escriben- piensa Sidonia.
Abre la libreta.
Diablos, escribe.
Mariposas, escribe.
Las palabras quedan allí, encendidas, combinándose, armando rompecabezas en la arena de la libreta”
  
Ilustradores y obras:   Sandra Lavandeira


Nació y vivió en Buenos Aires hasta que decidió, junto con su familia mudarse a Brasil, donde vive actualmente. Estudió Bellas Artes en la Escuela Nacional P. Pueyrredón, viajó y volvió a Buenos Aires. Estudió con Alberto Breccia técnicas de la historieta. Fue fundadora, junto con otros colegas, de la revista de historietas El Tripero. Ilustra libros para niños desde aquella época ( 1995) que se editan en Argentina, Colombia, Ecuador, México, Nicaragua, USA y Brasil.
Recientemente finalista del Concurso Libresa de Álbum Ilustrado, con el libro Las cuatro estaciones. De este libro es la ilustración que la muestra.


Libros para compartir:

Zapallo en Flor,coplas, adivinanzas y otros dichos populares. Laura Roldán, (antologadora) 2014. Buenos Aires.SM.
Es un trabajo de recopilación muy interesante no por la cantidad sino por la diversidad, que se acompaña con algunas recetas de cocina bien propias de los sabores que compartimos los argentinos como el mate cocido y la mazamorra, entre otros. El libro está bien armado y es grato leerlo y practicar esas recetas bien explicadas, de fácil resolución doméstica.

Cereza y Kiwi/Jimena Tello, Didi Grau, 2015. Buenos Aires, Edelvives.
Kiwi es un nene guaraní que tiene muy mala puntería para el tiro en blanco, de paseo con su canoa se encuentra con Kiwi hasta que una nube muy densa se instala en el cielo que los cubre y las lluvias cesan. Todo se seca y Kiwi no puede recorrer el río y ver a su Cereza. Decide tirar muchas flechas hacia el nubarrón, tantas que lo alcanzan y… les reservo el final. Grata historia,  lo había editado edebé hace años y las nuevas ilustraciones le dan otra lectura.

El año de los secretos,  Laura Santullo, 2014, Buenos Aires, Edelvives. 
La autora es uruguaya pero debió exilarse en México en la época de la dictadura militara, así esta novela tiene que ver con ese exilio.
Catalina, la protagonista, advierte que su vida cambia cuando los militares asumen el poder y vive en el ámbito familiar un caso de persecución y arresto del abuelo de su mejor amiga, su padre y más. Lo importante en la obra-narrada con agilidad y un lenguaje coloquial- es la amistad que se sobrepone al miedo. Gracias a Catalina y su familia, se guarda el secreto más importante de ese año en la vida de todos. Es una obra que aborda el tema de la dictadura militar y sus estragos a través de una historia cotidiana.

No me digas Bond, Andrea Ferrari, 2013. Buenos Aires, Alfaguara.
Esta novela es la continuación de: el camino de Sherlock y No es fácil ser Watson, que por los nombres aluden al género de suspenso tan bien definido en las sagas de Sherlock Homes por su creador Conan Doyle.
Tras haber compartido el colegio y dos investigaciones juntos, Francisco y Arturo, Sherlock y Watson,  están a punto de separar sus caminos pero en esta nueva novela hay un acontecimiento cruento que atraviesa Francisco que hace que el amigo lo acompañe en la nueva búsqueda. Como en los libros anteriores, con ellos, retorna Violeta con quien al final de la historia, Francisco decide volver a salir.

Libros para especialistas y mediadores:

La lectura, otra revolución, María Teresa Andruetto, 2015, Buenos Aires FCE.
Este ensayo está formado por 11 ponencias de la autora sobre distintos temas nucleares de la LIJ o mejor dicho de la literatura para restarle adjetivos. En estos escritos revela de manera profunda, inteligente y minuciosa su mirada sobre cada uno de ellos.
Sería imprudente valorizar uno por encima de otros, pues creo que nada es menor, desde su disertación al recibir el premio Andersen en el año 2012 hasta los artículos publicados entre 2011/2013 en Deodoro, gaceta de crítica y cultura. Yo agregaría la calidad de los textos literarios que emplea y que no solo enriquecen cada artículo sino que le agregan un valor per se, por los autores, las citas, la intensidad textual.

Temas de la literatura Infantil, Aproximación al análisis  del discurso para la infancia, Fanuel Hanán Díaz, 2015, Buenos Aires, Lugar editorial.
También se trata de una recopilación de conferencias, reflexiones y ensayos sobre la LIJ en 8 trabajos que se caracterizan por el rigor y un amplio recorrido de lecturas teóricas. Un aspecto a destacar es la bibliografía en habla hispana e inglesa. 
Temas como: el Análisis de libros contemporáneos, Cuentos viejos en odres viejos o Libros perturbadores entre otros son una invitación a una lectura interactiva, dinámica y atractiva.

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