domingo, 20 de agosto de 2017

Encuentro 95

¿Qué es la posmodernidad sino una gran incertidumbre? Un tiempo en el que algunas certezas se han desvanecido para siempre. Sobre esta afirmación desearía sacar esta salida que por supuesto tiene que ver con la literatura.
El extraordinario desarrollo tecnológico que hemos conocido en estas últimas décadas ha propiciado que el horizonte virtual que se anunciaba como un prometedor paraíso haya acabado convirtiéndose para muchos en un lugar amenazado por la incertidumbre, cuando no en una especie de desgracia personal,  un teatro de operaciones que presenta elementos propios de una prisión y en el que los sujetos tienen algo de creaciones virtuales, entes programados por una computadora. En tiempos marcados por la virtualidad, el simulacro y la apariencia, este desarrollo –basado, como señalara Baudrillard, en el paso de lo táctil a lo digital– ha permitido que la vida quede en muchas ocasiones en suspenso, desconectada de la realidad, abandonada a los latidos electrónicos de un aparato: pierdo la conexión de la computadora con Internet o se me agota la batería del teléfono móvil y parece que con ello se me escapa mi vida, mi presente, esos contactos virtuales que en el imaginario funcionan como reales.
Ese es el pulso de la cotidianeidad.  De allí que el libro ese objeto consistente que sostengo entre mis manos tiene peso, es capaz de generar múltiples significados y asociaciones, existe, está presente y me interpela. Las palabras que lo ocupan han sido habilitadas para modificarme en cada acto de lectura, la pantalla no puede hacerlo. Está frente a mí y no me saca del piloto automático que me asiste a diario.
Es cierto que todos los adelantos tecnológicos han provocado un aumento en el trasvase de información por vías electrónicas (correo electrónico, videoconferencia, servicio de mensajes cortos, telefonía móvil, blogosfera y sitios web con fines supuestamente sociales como Facebook, Twitter, LinkedIn, etc.) más ¿ese hecho se traduce en un incremento del diálogo, la comunicación, el conocimiento y el espíritu crítico?
Como las obras en capítulos, continuará…
Me parece un buen tema para este tiempo sin ideas marcado por las emociones más virulentas.
Libros para compartir:
De Edelvives dos libros muy distintos recomendables.
Cartas que no le llegaron a Abel, Claudia Prokovec y Sergio Breccia. 2017, Buenos Aires
El tema es novedoso, son las cartas de una maestra rural a través de las cuales se puede reconstruir su experiencia, su trabajo y su visión de la realidad en zonas rurales. Lo interesante es la crónica de una sucesión de situaciones `propias de los pueblos que conservan su color local: mateadas, pan recién amasado en hornos de barro, las charlas in tiempo, el disfrute de los chicos no contaminados con el ruido y la demanda de los centros urbanos. Esto me hace pensar que ese medio aunque marcado por la pobreza se escapa del tiempo líquido y vacío. Bien escrito, quizás muy explicativo, es un discurso adulto nostálgico y tierno.

Los mundos invisibles, Nelvy Bustamante. 2017. Buenos Aires
Es un libro de microrrelatos que no llegan algunos a la categoría de cuentos breves, en esto discrepo con lo que dice la contratapa. Tiene aparecidos, almas en pena, fantasmas, en fin esas obsesiones nuestras que adoptan formas a través del miedo.
Está bien resuelto tanto desde la escritura como desde la ilustración a cargo de Andrés de Barca. Una experiencia de escritura que busca lectores avezados.

 Dos libros sobre la gesta sanmartiniana bien distintos: 
Libertadores. de Laura Ávila, 2017. Buenos Aires, Edelvives.  Es una novela entretenida, muy bien narrada donde una niña pehuenche se cruza con San Martín que se prepara para pelear contra los españoles. Con agilidad, humor y mucho ritmo narrativo, la novela se despliega de un tirón.

El camino de San Martín, Mario Méndez. 2017. Buenos Aires , Edelvives.
Es una novedosa propuesta, un concurso literario sobre el Cruce de los Andes, una fundación que invita a los chicos a participar y un jurado de escritores. Una ficción de lo que realmente ocurre con el agregado que están expuestos los cuentos a elegir. Si bien hay una decisión final , queda abierta la pregunta para cada lector : ¿ los hubiera elegido ? Excelentes ilustraciones de Alberto Pez. 

miércoles, 26 de julio de 2017

Encuentro 94

Algunos libros que quiero compartir con los lectores:
(Estamos en el mes de la Feria del libro infantil, una buena salida para grandes y chicos)

De la A a  la Z. Gianni Rodari, 2017, ilustraciones de Chiera Armellini. loqueleo. Santillana. Versión adaptada para esta edición de Eleonora González Capria.
Como es sabido el famoso autor de Gramática de la fantasía hace alarde en esta suerte de antología de su máxima” qué hermosas son, a veces, las equivocaciones”.Y así es este recorrido de cuentos y poemas  seleccionados de Cuentos por teléfono, El libro de los errores y Poesías para todo el año, que atrae y muestra el absurdo en todo su despliegue interpretativo. Más allá de la originalidad que tienen, la buena factura literaria, lo que me mueve a reseñarlo es ese puente que tiende innegable con la infancia lo que lo hace atemporal. Todos los temas son actuales, divertidos, atractivos. Agregaría que son textos sin edad. Para todos. Un libro bien ilustrado y bien traducido.
Su primera edición fue en el año 1980. Palabra viva, la del autor.


El oso marrón, Mempo Giardinelli, 2017,ilustraciones de Virginia Piñón. Editorial Comunicarte.
Es un cuento que atrapa desde las primeras páginas antes de la portadilla. Un asombro esa doble página entre marrón y ocre que avisa que se trata de meterse en un bosque. Puede entenderse como un anticipo de la trama o bien como una metáfora del discurso literario que siempre apela a un mundo simbólico. El texto es contundente situado en un lugar de Estados Unidos, el autor cita dos ciudades Lyme y Lebanon, entre ellas sucede que un cazador desea, sueña con cazar a un hermoso oso: Sixteen Toos, y tras ese deseo va, armándose en el camino de todo aquello que lo hace posible. El final genera sentimientos contradictorios que mueven muchos resortes internos.

Un párrafo aparte merece la ilustración, Maravillosa realización de Virginia Piñón, cada página, cada detalle de cada objeto, la textura que cobra ese trabajo meticuloso hecho con el alma trasciende la obra. Creo que es un cuento desentrañado en obras de arte sucesivas. Una excelente síntesis entre la escritura y la imagen.

Los olvidos de la abuela Carolina, Griselda Gálmez.2015. Ilustraciones de Alejandra Karageorgiu, editorial Ruedamares.
Y como dice la contratapa la abuela Carolina, tiene olvidos, también tiene cuatro nietas y tres nietos. Las chicas son cuatro Marías con sus respectivos segundos nombres y los varones tres juanes. La abuela quiere cumplir con todos y los acompaña a distintas actividades pero… en cada una de ellas incurre en un olvido que luego se van reparando en un camino de "tejidos y destejidos" a través de los nietos.
Es un cuento lúdico, de equívocos, muy grato y está dentro de lo que Rodari denomina “hermosas equivocaciones” que cité en la primera reseña. Está impreso en mayúscula imprenta, bien diseñado y resuelto gráficamente.


martes, 14 de marzo de 2017

Encuentro 93

Tengo la intención de empezar este año con novedades comentadas sobre algunos temas y autores en particular que a su vez iluminen espacios nuevos o enriquezcan los ya conocidos.
Siempre desde lecturas sesgadas pues no tengo acceso a los libros editados por todas las empresas que se dedican a la LIJ. Reparé en escrituras literarias, en aquellos textos que se corren de las fórmulas fijas de intercambio, de los enfoques hechos a la medida de un posible lector niño.
Reiterado hasta el cansancio para leer literatura hay que desconectar el “piloto automático del  habla” con el que vivimos a diario y armar un texto diferente, creativo que integre las reglas básicas del constructo literario.
Estamos siempre parados en el mismo punto de largada con diferentes temas. Leo editadas, buenas propuestas de escritura que no se aproximan a la literatura. No hay ese amasado de ideas, puestas en palabras con el tono, el estilo y la fuerza de un escrito literario. La prudencia y los años de trabajo ponen freno al deseo de transcribirles un fragmento de lo que “no es”. De inmediato se impone lo que es: “hace tiempo que los recuerdos más  antiguos de pequeña no volvían a su cabeza, pero ahora, sin poder evitarlo, se acuerda del primer día en que vio a sus padres. Le parecieron raros, casi de otro planeta: con las narices muy grandes, con los ojos saltones. Nunca había visto a una mujer con el pelo de otro color que no fuera negro, así que el pelo de color claro de mamá le pareció horrible, y también le pareció horrible  aquel hombre que tenía pelos en la cara. Se acuerda ahora, como si todo volviera a pasar y ella no pudiera borrarlo de la mente, de que lloró mucho,  de que gritó, lloró todo el rato durante aquel viaje tan largo con aquellos seres extraños que le hablaban…. “. (Elvira Lindo,  Amigos del Alma: 30, 2008, Madrid Santillana infantil.)

Este cuento tiene un argumento en apariencia sencillo: Arturo y Lulai son amigos. Amigos de verdad. Les gustan las mismas cosas y siempre se divierten con juntos. Son inseparables. Hasta que un dia Arturo se enoja con ella y le dice que se vaya a la China y no regrese nunca más. Esa noche Lulai llora,¿ cuando volverá a jugar con él? ¿Por qué le dijo  cosas tan espantosas? Antes de dormir, sus padres como lo hacen cada noche la besan y la calman. Pero el dia siguiente, Lulai vuelve al colegio donde está Arturo y ahí viene la mejor parte de esta historia, que tiene que ver con la reparación. Es un libro que recoge muchas  emociones: celos, enojo, la pena de ser una niña adoptada, las diferencias culturales  y por supuesto la amistad y el perdón. Las ilustraciones de Emilio Urberuaga acompañan el tono de cada situación y le dan un cierre maravilloso. La autora es escritora y guionista y se la conoce además por ser la creadora de Manolito Gafotas, un personaje entrañable de la LI española.

 Nada es suficiente, Lydia Carreras. 2017. Buenos Aires.  Nube de Tinta.
Este libro merece una pequeña introducción, se lo pedí a la autora a quien conozco solo a través de intercambios virtuales y como lectora de su obra.
Mi trabajo sobre género me llevó a pensar que ella tiene una mirada interesada sobre la adolescencia de las mujeres. No una más, una diferente. Como lo fueron Sapos de la memoria de Graciela Bialet, Ojos de perro siberiano de Antonio Santa Ana, El infierno de los vivos de Alicia Barberis,  y otros más. No me refiero solamente al género mujer, hablo de género.
Este libro de Lydia Carreras me transportó al abismo de los celos, de la baja estima, de la falsa virilidad, de los miedos y finalmente de la violencia.
De un tirón me hice de ese mundo y sufrí con Daniela, mejor dicho junto a Daniela, la protagonista, quizás porque ella guarda algo de cada mujer, seguro algo de mí y su evolución hacia el despeñadero es lenta, progresiva, inexorable. Como lectora, hubiera querido torcer ese rumbo,evitarle el dolor. Pero como en la vida real, a veces es inevitable.
Y en verdad para ciertos hombres y mujeres, muchas veces Nada es suficiente. Título que encaja perfectamente con esta historia común, recomendable para jóvenes y adultos, padres sobre todo, y tías como Cielo y de las otras también, a ver si despiertan antes de envejecer.
Daniela es una chica de clase media argentina, con padres profesionales, muy ocupados en sí mismos que la quieren, con un compañero que la ama a quien ella no registra como enamorado porque él  se borra con sus inseguridades y con un novio que se las trae.
Y no más para contar, mucho para leer y preguntarse: ¿qué pasa con la mujer  y con los varones cuando no pueden verse con la riqueza personal que les pertenece? ¿Qué familia genera esas personalidades que se invisibilizan? ¿Por qué la violencia es  un mecanismo de acción constante?
Un tema actual, por desgracia para la sociedad, muy bien contado. Me conmovió.
La ilustración de tapa es de Raquel Cané, otro acierto.
Mi comentario quizás tenga poco de literatura. El libro deja abierta las puertas de muchas preguntas y preferí privilegiar eso de medular que tiene: abre interrogantes, va hasta el fondo del problema, no es epidérmico. Hace pensar y en este caso duele.

Será hasta el próximo arrimo. Ya se asoma la Feria del libro Buenos Aires..